Sí, el Guggenheim es muy bonito, las vistas por el paseo de la ría preciosas, el edificio del Teatro Arriaga espectacular pero…espera, baja la mirada, sí sí al suelo que pisas! También es un icono de Bilbao y tiene su propia historia. Me refiero a la baldosa de Bilbao.

El emblemático suelo bilbaíno
El emblemático suelo bilbaíno

Esta característica baldosa comenzó a fabricarse con una mezcla de hormigón y arena gruesa desde mediados del siglo XX, en las fábricas bilbaínas. Actualmente se fabrica con cemento pero en sus orígenes también se añadían virutas de hierro de los astilleros de la zona, para luchar contra los resbalones de los frecuentes días de lluvia en la ciudad. Además, sus surcos y canales no son una casualidad, ya que está diseñada así para desaguar la lluvia, una característica más de esta zona.

Las primeras baldosas fueron elaboradas por Eduardo Sáenz Venturini (hermano del escultor bilbaíno Federico Sáenz Venturini) en su fábrica de piedra artificial, que estuvo situada en la calle San Mamés nº 30  hasta mediados de los años 30.

Desde entonces, nuestra baldosa ha ido ganando fama y convirtiéndose en un icono de la capital vizcaína a nivel internacional.

Apetecible pastelito de la baldosa
Apetecible pastelito de la baldosa

Tal es su éxito que actualmente se elaboran tartas, chocolatinas y pasteles con su imagen, y todo tipo de souvenirs como llaveros, camisetas, ceniceros…

Así que ya sabéis, si visitáis bilbao disfrutad de sus museos y sus calles pero…no os olvidéis de mirar al suelo 😉

 

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