Sobre el acantilado de la Bahía del Abra, se alza como protagonista indiscutible el Hotel Palacio Arriluce, de cinco estrellas y perteneciente al prestigioso grupo The Leading Hotels of the World. Ha sido inaugurado a finales de octubre y hoy os cuento todo lo que tiene que ofrecer este maravilloso hotel que he tenido la ocasión de conocer en persona.

Nada más atravesar el arco de entrada que da acceso al recinto del Hotel Palacio Arriluce, siento haber viajado en el tiempo a la Inglaterra de Downton Abbey. Perfectamente en cualquier momento podría salir a mi encuentro algún miembro de la familia Crawley, pero no, quien lo hace es el director del hotel, Fernando Pereira, quien cordialmente me recibe en la entrada principal del majestuoso edificio. Junto a él recorro el hotel, quedando maravillada a cada paso mientras escucho las historias y anécdotas que me va contando Fernando. Muchas de las cuales voy a compartir con vosotros y vosotras en este artículo.

Historia del Hotel Palacio Arriluce

La historia del palacio de Arriluce se remonta a 1910, cuando Fernando María Ybarra, quien más tarde se convertiría en el marqués de Arriluce, encarga a su cuñado Jose Luis Oriol, la construcción de un palacio en esta zona. ¿Y por qué aquí? Pues bien, en esa época, esta zona de Neguri estaba adquiriendo mucha popularidad entre la burguesía bilbaína por su tranquilidad.

Cabe mencionar que en estos años existía un balneario en el enclave, que atraía a la gente de clase alta, para tomar sus aguas minero-medicinales. La construcción del Palacio de Arriluce provocó una especie de efecto llamada entre las familias de la clase alta, que ya empezaban a sentirse atraídas por este entorno como hemos comentado anteriormente, y muchas se mudaron a esta zona también.

En este momento había una gran influencia del estilo inglés y eso se aprecia bastante en la arquitectura del palacio (así como en otras espléndidas construcciones de época como el Palacio de Artaza, bastante próximo al de Arriluce y del que ya os hablé aquí).

La luz es un elemento protagonista en la mayoría de las estancias del hotel.

A lo largo de los años el edificio fue sufriendo transformaciones, pero siempre perteneciendo a la misma familia. Por ejemplo en los años 40, el palacio estaba dividido en 3 viviendas, adaptándose así al estilo de vida de los miembros de la familia. Estuvo habitado hasta el año 2018, cuando se decidió convertir el edificio en un hotel, viendo su necesidad de ser reformado. Además así se podría ofrecer a la gente la posibilidad de disfrutar de él y visitarlo. Es de este modo como el inmueble, declarado Bien Cultural de Protección Especial desde 2001, comenzó su restauración, hasta el momento en que el proyecto de convertirlo en hotel ve la luz a finales de octubre de 2023.

La escalera es una de las espectaculares piezas que se han mantenido y restaurado. El ascensor ha quedado perfectamente integrado en ella.

Historia y modernidad conviven en el hotel

El director del hotel me cuenta que el objetivo del proyecto era hacer una recuperación histórica del inmueble trayéndolo a la modernidad. Y vaya si lo han conseguido, con matrícula de honor.

En el Hotel Palacio Arriluce no han dejado nada al azar, cada detalle tiene un por qué y hace un guiño a su historia. Desde el logotipo, con la «A» en su tipografía antigua, hasta los colores que se repiten por las estancias (el azul Bilbao o el tono de rojo característico de la familia). Cada una de las elegantes estancias del hotel cuenta con auténticas obras de arte, y todas tienen su hilo conductor y su relación con la historia de la familia que lo habitó.

Por ejemplo, a lo largo de diferentes estancias y pasillos del hotel, vamos encontrando piezas de mobiliario del palacio que han sido restauradas. Es fácil identificarlas pues cada una de ellas tiene su papel protagonista ubicada debajo de un cuadro en el que aparece la foto de la pieza correspondiente, tal cual se encontró en el palacio en el proceso de la reforma. Igualmente las paredes lucen cuadros originales pertenecientes al palacio pero también otros de arte moderno y más actuales, de reconocidos artistas.

Una de las preciosas piezas de mobiliario restauradas

Del mismo modo, algunas piedras pertenecientes al palacio se convierten en obra de arte de la mano del reconocido escultor Diego Canogar. Las mismas decoran muchas habitaciones del hotel.

También se exhiben espectaculares obras de José Alberdi cargadas de significado. Pero quien tiene una presencia cargada de significado para la historia del palacio es la artista Sonia Delaunay. Ella y la marquesa de Arriluce se conocieron gracias a los marqueses de Urquijo. Delaunay no sólo diseñaba ropa y complementos para la marquesa, sino que ésta le pidió que decorase una de las estancias del palacio. En concreto la que hoy en día es el restaurante y que antaño fue una habitación con un espectacular ropero acristalado. Se ha conservado la chimenea que Sonia Delaunay diseñó y que preside orgullosa la estancia. Por todo el hotel y en cada habitación hay obras de esta artista, quien llegó a entablar una profunda amistad con la marquesa de Arriluce. Y cómo no, el restaurante lleva su nombre.

Beñat Ormaetxea, al frente del restaurante Delaunay

El restaurante es otro factor importante del Hotel Palacio Arriluce. Ofrece una oferta gastronómica diseñada por el gran chef Beñat Ormaetxea. En él podemos encontrar 3 menús para todos los gustos: tradición, innovación y tradición-innovación. Ofrece de forma innovadora los auténticos sabores vascos, nuevamente encontramos ese enfoque de fusión tradición-modernidad.

La chimenea de Sonia Delaunay preside el restaurante. En el cuadro de arriba, se puede apreciar cómo fue encontrada antes de la restauración.

En cualquiera de sus menús se busca mantener la esencia de lo tradicional en la cocina, utilizando productos de KM 0, de proximidad. Con la única excepción de la gamba de Huelva, para ofrecer a los comensales la oportunidad de disfrutar de este manjar auténtico aún estando en el norte.

La biblioteca del Palacio Arriluce

La joya de la corona (al menos así me lo pareció a mi) es la biblioteca. Actualmente acoge la coctelería, de estilo inglés. El espacio ha sido designado como Kupka, en honor al pintor checo František Kupka, y que al igual que Sonia Delaunay, es representante del cubismo órfico. En la coctelería cuentan con una carta de cócteles pequeña pero muy cuidada. El cóctel de la casa es uno tipo vermouth pero que hace un guiño a lo british, pues lleva whisky.

En las preciosas estanterías de la biblioteca-coctelería, reposan libros antiguos del palacio. Y una de ellas tiene sorpresa, porque aparentemente es una más en la estancia, pero la realidad es que se trata de una puerta de acceso secreto a una pequeña habitación. ¿Cuál era el objetivo al diseñar esta estantería tan especial? Parece ser que fue concebida para los más pequeños de la familia, para que disfrutasen en su interior de las películas en el proyector de su abuelo. Pero esto sería así sólo durante algunos años, por lo que podemos echar la imaginación a volar y pensar que en épocas de guerra podría haber servido como refugio secreto o habitación del pánico.

Aquí podemos apreciar la estantería secreta, que al abrirse, da paso a una pequeña pero espaciosa estancia.

Como dato curioso histórico os gustará saber que el marqués de Arriluce apoyaba mucho la cultura, y donaba importantes sumas de dinero a acciones culturales del siglo XX en Bilbao. Esta biblioteca de su palacio llegó a ser la más importante de Bilbao y alrededores en la época.

La capilla, otra joya del palacio

La capilla resplandece con sus vidrieras originales.

Desde la biblioteca también hay un amplio acceso a la capilla, que ya no está destinada al culto, al menos al religioso, porque en su lugar sí se rinde homenaje a la bebida de festejo por excelencia, el champán. El director del hotel me explica que quieren recuperar el papel del champán como esa bebida social de la época y protagonista en todas las celebraciones. Tanto es así que en esta capilla realizan catas del elixir dorado y también se exhibe una cuidada y especial selección de botellas.

El spa del Hotel Palacio Arriluce, un remanso de paz

En el hotel también hay un espacio dedicado a la más pura y completa relajación, su zona de spa & wellness. No podía faltar algo así para hacer un guiño al pasado de Neguri. Como he comentado anteriormente, la zona fue foco de atracción para la alta sociedad con su balneario en 1866.

Los huéspedes pueden relajarse en la zona de aguas del spa, o recibir un masaje personalizado en una de las cabinas. Para los más activos también hay un completo gimnasio.

Una de las zonas del spa. También cuenta con una amplia sauna.
Las cabinas de masaje, individuales o para parejas, invitan a la relajación.

En este hotel hasta las amenities son especiales, pues llevan el sello de Frederic Malle, reconocido perfumista que trabaja para las marcas más exclusivas y cuya línea para hoteles inunda las habitaciones y centro spa del Hotel Arriluce.

Las habitaciones del Hotel Palacio Arriluce

En el hotel vamos a encontrar 49 habitaciones de diferentes categorías: habitación superior, habitación premier, marina deluxe, junior suite, marina suite, gran suite y suite arriluce.

Hay una parte muy especial del recinto que acoge varias de las habitaciones de tipo superior: la pérgola. Es una zona que era utilizada para pasear en los días más lluviosos y de la cual se han conservado sus columnas originales. Muy cerca de esta zona, y junto a la puerta de entrada, vemos un coqueto torreón. Antiguamente era la habitación del conserje y hoy en día acoge una suite y otra habitación.

La pérgola, que actualmente acoge varias habitaciones.
Aquí es donde se encontraba la habitación del conserje. Actualmente acoge una suite y otra habitación.

Por cierto, el último conserje que estuvo en activo en el palacio, actualmente trabaja para el hotel. Y es que de hecho, el director, Fernando Pereira, me comenta que no quieren perder ese trato cercano y cálido con el personal, como de familia (otra vez me viene a la mente Downton Abbey). Así que no es de extrañar que acogieran con agrado la idea de que esta persona pasara a formar parte de la plantilla de este nuevo proyecto.

La habitación más especial es la Suite Arriluce, con 63 metros cuadrados y unas vistas impactantes al mar desde su espaciosa terraza. Desde ella también se divisa la piscina, una infinity pool perfecta para disfrutar en días de buen tiempo, rodeada de cómodas tumbonas y con una barra de bar muy cerca donde los huéspedes podrán disfrutar de refrescantes bebidas en verano.

Maravillosas vistas desde la terraza de la piscina. En el momento en que realicé la visita, el hotel acababa de ser inaugurado y esta zona aún estaba en proceso de ser correctamente acondicionada, pero todo apunta a que va a quedar preciosa.

El campo de croquet

En línea con esa esencia inglesa que se respira en el Hotel Palacio Arriluce, no podía faltar un campo de croquet. Situado junto al acceso peatonal al hotel, este campo está homologado para poder acoger campeonatos internacionales. Se ha querido recuperar este deporte dado el gusto de los marqueses y de la aristocracia de la época en general por el mismo.

Alojarse en el Hotel Palacio Arriluce

Una estancia en este hotel es un sueño. Todo es exquisito, desde el entorno o la decoración pasando por su gastronomía y la atención del personal. Además, su localización lo convierte en un lugar clave desde el que visitar el elegante municipio de Getxo y su vecina Portugalete con el puente colgante, pero también Bilbao (visita imprescindible) ya que se encuentra a tan sólo 20 minutos en coche y también es accesible en metro. Del mismo modo, pueden ser visitados fácilmente otros lugares emblemáticos del entorno, como San Juan de Gaztelugatxe, la reserva de la biosfera Urdaibai o pintorescos pueblos como Gernika o Lekeitio,

En su web se puede encontrar toda la información al respecto así como efectuar una reserva.

Agradecimientos: Desde aquí quiero agradecer a Fernando Pereira, director del Hotel Palacio Arriluce, quien me recibió amablemente para enseñarme personalmente el hotel, así como a otros miembros del personal con los que tuve la ocasión de charlar y me trataron también estupendamente.

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